Un chef y un cocinero viven juntos y preparan comidas complejas y aparentemente sabrosas mientras manejan sus vidas en este drama ambientado en el siglo XIX. Con Benoît Magimel y Juliette Binoche.

Todos los clichés de la cocina francesa –o de lo que, para muchos, representa el imaginario de “lo francés”– están en EL POT-AU-FEUla película franco-vietnamita Tràn Anh Húng que convierte su clásico EL SABOR DE LA PAPAYA VERDE algo así como un especial de Gourmet Channel sobre grandes chefs franceses, un RATATOUILLE para adultos o un paseo por las grandes tradiciones de alimento. Todo esto de las películas, claro, donde ves y tienes hambre pero no hueles ni saboreas nada.
Lo que apreciamos, en cierta medida, es el encanto y el talento de sus dos protagonistas, Juliette Binoche y Benoît Magimel, encarnando a una excelente cocinera y al famoso chef que crea los platos que prepara con dedicación y talento en una casa de campo. En el siglo 19. Media hora o más de película transcurre, sólo al principio, en la preparación de un desayuno y un banquete. Lo primero es que ambos comen (duermen en camas separadas, a veces tienen sexo, pero viven una especie de grupo de tres entre ellos y la cocina) y el banquete es para un grupo de sus amigos que vendrán a comer más tarde. Y mucha comida.
En el desayuno aprendemos de Dodin (Magimel) que es recomendable comer tortillas con cuchara. Y tras el banquete lo que hacemos es observar la preparación de una casi morbosa orgía de comida que alimentaría a un ejército de pequeños países a los que Eugenie (Binoche) se dedica con mimo y pasión mientras el director filma todo con el filtro y las gafas que tiene. prestado de una agencia de publicidad que hace anuncios de comestibles. Es más de media hora para verlos cocinar junto a su asistente Violette (Galatea Bellugi). Agradable, tal vez sí. Pero el cine es otra cosa.

La historia, mínima, transcurre entre preparación y preparación. Dodin y Eugénie se adoran y tal vez planean casarse. Tiene extraños lapsos de memoria. Ambos reciben la colaboración de una pequeña niña con una inusual habilidad para reconocer los ingredientes de cualquier preparación, que en algún momento le serán útiles a Dodin. Hay sexo en la pareja y algo así como sensualidad, que se muestra con un degradado que va desde una pera recién horneada hasta el cuerpo alargado de Binoche. Y hay ajo y verduras hervidas y cordero y salsas complejas que complementan platos aún más complejos. Y luego Dodin se junta con sus amigos y habla de lo que hicieron y saborean, ya eso le agregan toda una serie de comentarios más sobre el vino que beben, de dónde viene, de dónde viene y lo bueno que es.
Durante más de dos horas, dos tercios de las cuales se dedican a comer y cocinar, EL POT-AU-FEU hay algo ligeramente pornográfico al respecto. Pero más que eso, acumula tantos clichés sobre la comida, la bebida y el discurso sobre ambos que raya en la parodia. Es difícil no caer en la tentación, mientras los personajes cocinan, comentan y filosofan sobre los sabores y placeres de la mesa, de pensar que todo es solo una parodia que se burla de cierta esencia de lo que es ser francés. Hay veces que Magimel analiza la comida y el vino citando a San Agustín y no sabes si tomarlo en serio o pensar que todo acabará en broma.
Hay, a pesar de todo, momentos de ternura entre los personajes que permiten llevar mejor la película. Dodin y Eugenie no parecen estar en conflicto, se llevan muy bien y muestran su cariño en el acto de cocinar. «Prefiero que pienses en mí como tu cocinera que como tu esposa», le dijo en un momento dado. Y aunque fuera de contexto la frase suena algo tonta, logra ser emocional. El amor que se tienen se expresa en sus cuerpos, sí, pero también en todas esas cosas sin nombre que ponen en el acto de preparar la comida.

El problema de la película es otro y no pasa por la delicadeza de los actores sino por los límites de un director que, 30 años después de su mayor éxito comercial con una película de temática culinaria, vuelve a lo mismo y además, aquí no se les ocurre mejor idea que ponerla a concurso dejando fuera películas mucho mejores. en que se cocina EL POT-AU-FEU Se ve muy rico, pero hay videos de YouTube con señoritas españolas peinándose canas que también se ven muy bien, son más cortos y al menos puedes anotar los ingredientes para preparar los platos a la casa.