Crítica de "Afterglow", desnudos en escena que revelan la pasión y la vulnerabilidad humana
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Crítica de "Afterglow", desnudos en escena que revelan la pasión y la vulnerabilidad humana

sábado 01 de julio de 2023

Afterglow, escrita por el norteamericano S. Asher Gelman, se considera uno de los grandes triunfos del Off-Broadway en Nueva York. De hecho, dejó su huella como el espectáculo de mayor duración en la historia del Davenport Theatre. La obra nos sumerge en la intimidad de un matrimonio gay a punto de convertirse en padres mediante subrogación de vientre, quienes llevan una relación abierta. Basada en la experiencia del autor, plantea un escenario aparentemente estable que se ve cuestionado por un encuentro específico, desencadenando conflictos inesperados.

La trama se centra en Alex, un químico metódico y estructurado, y Josh, un director de teatro amante de las experiencias. La pareja suele invitar a terceros para complementar su relación sin mayores problemas, hasta que aparece Darius, un masajista más joven, quien despierta la seducción y provoca un conflicto que amenaza con trastocar todo lo que habían considerado como un acto de modernidad.

El título de la obra, Afterglow, hace referencia al resplandor que queda después de que una luz ha desaparecido. Y esa es precisamente la sensación que se experimenta al presenciar este espectáculo. Desde el principio, la cuidada representación de los desnudos en escena captura la atención del público, despertando una sensualidad que inspira a cualquier espectador, sin importar su género u orientación sexual.

Afterglow plantea cuestionamientos que, aunque más allá del interés que pueden suscitar, carecen de la profundidad dramática necesaria. A pesar de ello, los actores se esfuerzan por dar vida a personajes que, en ocasiones, se presentan algo limitados en su desarrollo. La dirección de la obra es explícita pero cuidadosa, capturando cada detalle y permitiendo que los momentos más íntimos se desarrollen de manera natural y convincente. La puesta en escena minimalista y el diseño de luces crean un ambiente íntimo y provocativo que realza el impacto emocional. En este viaje hacia las intricadas dimensiones del deseo y el afecto, Afterglow cautiva principalmente por su desafiante sensualidad y enardecida pasión, más que por su dramaturgia.

Pese a sus limitaciones, explorar el interior de Afterglow es adentrarse en un universo escénico que trasciende lo convencional, desafiando las barreras de la complacencia y la mediocridad, y deleitando al espectador con su provocativa puesta en escena. Constituye una oportunidad para sumergirse en una narrativa que invita a reflexionar sobre los anhelos, las pasiones y los enredos emocionales que enriquecen y complican nuestras vidas.

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