Cannes 2023: crítica de «El viejo roble», de Ken Loach (Competencia)
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Cannes 2023: crítica de «El viejo roble», de Ken Loach (Competencia)

La llegada de un grupo de refugiados sirios desestabiliza y divide a los habitantes de un pequeño pueblo del norte de Inglaterra en este drama del director de “Riff Raff”.

Motivado políticamente y hasta enojado con la desagradable realidad que le rodea pero cinematográficamente idéntico a sí mismo –o, al menos, a los últimos años de su cine, que ya no tiene la calidad de antaño–, EL ROBLE VIEJO muestra a Ken Loach en otra de esas películas que tienen el corazón en el lugar correcto pero casi todo lo demás en el lugar equivocado. Con buenas intenciones no se hacen buenas películas, se sabe, y Loach lleva años dando lecciones en este sentido.

EL ROBLE VIEJO es el nombre de un pub que es el centro de la acción de esta película, que se desarrolla en un pequeño pueblo del norte de Inglaterra en 2016 y comienza mostrando la complicada llegada al lugar de un autobús con refugiados sirios que no son precisamente bien recibido por algunos vecinos. La excepción es TJ Ballantyne (Dave Turner), el dueño del pub, simpático y amable con los recién llegados, y que rápidamente conecta con Yara (Ebla Mari), una joven siria que quiere ser fotógrafa y que es la única que habla bien inglés. . del grupo inmigrante.

Ballantyne será el núcleo que utilizará el guión de Paul Laverty para vincular los diferentes temas sobre los que se cierne la película. De todos ellos -dejemos aquí los traumas y problemas personales de cada uno de los protagonistas- el principal pasa por decidirse entre dos fuerzas que lo empujan hacia lugares diferentes: su clientela, en gran parte contraria a la llegada de los inmigrantes, y su conciencia, ya que el hombre siente y sabe que le corresponde no sólo acogerlas sino ayudarlas. Y el pub en sí, o una sección del pub, será el eje del conflicto, cuando el hombre acceda a establecer algo así como un comedor de beneficencia allí tanto para los lugareños hambrientos como para los recién llegados.

Hay muchos temas interesantes con los que el director de TIERRA Y LIBERTAD se tratan aquí, algunas que apenas se tocan –como el papel del Estado en todo esto– y otras que se tratan de forma bastante obvia y subrayada. Yara y el resto de los refugiados funcionan como una «otredad» idealizada mientras que los lugareños se dividen en tres grupos: los neonazis que desprecian a los árabes, los simpatizantes que los ayudan y los que empiezan por un camino y luego se dan cuenta de su error.

Lo que Loach está tratando de hacer aquí, en un sentido político general, es mostrar que la solidaridad tiene que pasar por la clase social y no por la nacionalidad o el origen étnico, que los trabajadores deben unirse y ayudarse sin importar de dónde vengan. Básicamente, que el enemigo es otro, alguien que nunca ha pisado la ciudad. Uno puede estar de acuerdo con esa idea, pero el problema de EL ROBLE VIEJO que la manera de plasmarlo en imágenes o de dramatizarlo es básica, incluso torpe.

Al verlo uno tiene por momentos la sensación de estar frente a un acto escolar muy prolijo, con una gran mayoría de actores no profesionales diciendo textos que claramente no salen con naturalidad de la boca de sus personajes y pasando de un tema controvertido a otro como mandado por las órdenes de un guionista un tanto perverso que elige siempre la puerta más problemática posible para pasar. Después de media hora de película, uno ve por dónde irá todo y, más allá de algún que otro cambio, hacia allá irá.

TEL ROBLE VIEJO no es ni mejor ni peor que la última de Ken Loach: es humanista, políticamente correcta y progresista, pero también didáctica, cursi y algo torpe. A estas alturas no se le va a pedir a un cineasta de 86 años que tiene más de 25 largometrajes de ficción y un número similar de trabajos en TV que cambie, pero lo que no tiene mucho sentido es seguir programando sus películas en competencia, incluso más cuando ya ha ganado dos Palmas de Oro. Lo mejor que se puede decir de ella es que Loach no se rinde ante un mundo que está cambiando para peor. Se mantiene firme y sin bajar los brazos pensando que, aunque es muy probable que esta sea su última película, la lucha continúa.



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